miércoles, 21 de octubre de 2009

Impresiones de una escena.

Es un parroquiano eterno, sentado a la mesa de un bar de almas tras migrantes.
Para los otros, él es uno. Pero está dividido en tres. Su cabeza flota oscilante a cierta distancia del cuerpo. Una distancia difícil de medir aunque usemos instrumentos de precisión.
Quiere ir tras ella.
Su torso no le permite merodear más allá. La cabeza yace apoyada en la palma de la mano derecha. La mano tiene la instrucción de no soltarla por nada del mundo. Si lo hiciera, como por error sucedió alguna vez, no podrá evitar las consecuencias.
Sus piernas no se descruzarán jamás, fueron doblegadas hace tiempo. Un tiempo en que los colores, las luces y las sombras anunciaban libertad. Odia la soledad, por eso sus pies no corren gloriosos tras las brisas del viento norte.
Teme perder el control, no reconocerse, enloquecer y…
Desparrama sus incertezas plegado en la silla, como un fuelle silenciado. Silenciado por la resignación de su ausencia. Ausencia que se percibe, clara, irrebatible.
El puño que lo condenó a esta eternidad inmóvil está ausente a simple vista. Para percibirlo hay que entrecerrar los ojos, pegar la lengua al paladar y respirar como un dios.
El piso del recinto es un tablero, blanco y negro. El parroquiano es la pieza dispuesta para la mano del jugador.
El jugador maneja la partida. Piensa, expectante, cual puede ser la movida del triunfo.
Hay un momento en el que nada es como debe ser. Se despliega por un instante la oportunidad de ser otro, de invertir los roles. Entonces y sólo entonces la palma se abre, la cabeza vuela tras ella,
El parroquiano toma la iniciativa, extiende la piel del jugador y la adhiere al bastidor. La piel picada como una galaxia. Infinitas galaxias donde cada poro es un universo, regado por venas hartas de cielo líquido, de circulación cansada.
El parroquiano juega a construir un mundo. Juega y decide. Para si se reservó el espacio del deseo.

domingo, 11 de octubre de 2009

Pacha

La sala del castillo oprime al caballero. Su armadura asfixiada quiere salir. Abre la puerta y vuelve a ingresar a la misma sala.
Ve a la anciana encorvada que se mece. Es antigua, es sabia de la tierra. La atraviesa con su espada.
Ella insiste en mecerse. Trae un reclamo de otro mundo, un abandono, una depredación. Le revolvieron las entrañas, le desacomodaron todo, le sacaron hijos.
Fue él, pero no lo recuerda. O recuerda que lo hizo porque fue necesario.
Ella teje y se mece. En la urdimbre aparecen los cuentos simples y eternos, legados de ancestros.
La anciana suma y multiplica los hilos para no equivocar el color, para no falsear la historia. La historia que habla de otra riqueza, de tesoros arrancados a arañazos, de su vejez ingenua, de la resignación sin remedio.
El caballero traspasa nuevamente la puerta. Vuelve a ingresar. Ella es débil pero lo retiene, no lo deja ir.
La armadura se va oxidando, sus movimientos se tornan lentos. No comprende, se aterroriza. Se empecina una y otra vez.
Ella enreda un hilo con otro, los peina, los cose puntada a puntada. Él, resignado abdica. La tejedora le acaricia los dedos tiernamente, los acerca a la maya, los teje. Transforma sus venas y su piel en lanzadera y los incluye en la urdimbre.
El lienzo y el caballero se confunden y se abrazan. Cierran la historia que pudo haber sido otra.
Firme como árbol añoso la anciana se hamaca en la mecedora vacía.

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sábado, 10 de octubre de 2009

Mal Debut

No sos un asesino, si ni te gusta cazar pajaritos. Ella te llevó, te llevó al túnel y no se veía nada.
Podías jugar en la vereda o en la plaza, pero no, tuviste que ir al caño porque del otro lado “hay un jardín hermoso”. Y ni sabes si es verdad. Te estaba mintiendo para que vayas con ella. Estaba todo oscuro y no se vía nada.
Llama a tu mama, quizá no esté muerta.
Tiene mucho pelo. Ves boludo, es un perro y esta mojado. Aquí hay unos zapatos ¿Dónde viste un perro con zapatos?
Sacala, llevala a la luz, me parece que sólo esta desmayada. Arrastrala aunque pese, total nadie te va a ver, por aquí no pasa nadie.
Fue ella la que te dijo que te bajes los pantalones y vos no querías y fue ella la que te empujó primero. Estaba loca.
No se porque siempre le haces caso, te tiene dominado. Ya se que huele como la piel de mama cuando riega las flores.
Respiraba fuerte, como un buey, como mamà y papà cuando están en la cama.
¿No será el linyera que vive aquí y te estas asustando al pedo?
Ella debe estar del otro lado en el jardín cagandose de risa. Ya había venido con otros pibes aquí. A todos les hace lo mismo, siempre quiere venir y si no la acompañas te llama cagon o nenita y claro eso a vos no te gusta, que te digan nenita como te dice ese hijo de puta de Tomás.
Te dije que no la beses, ¿Qué sabes vos de besar? Si no te sabes ni limpiar el culo. Ahora esta muerta ¿como le vas a explicar a la madre? ¿Le vas a decir que ella empezó primero?, ya no sos un bebe y esto es un asesinato. ¿Qué te costaba bajarte los pantalones?, se lo mostrabas y listo. ¿Qué te importa si Tomas tiene la pija más grande?, eso te hace recalentar y ella siempre se ríe de vos… Mejor que esta muerta así no la tenes que ver más.
No te pongas a llorar que es peor, te hubieras quedado en tu casa mirando la tele, pero no… te tenías que hacer el hombre.
¿Te creías que era verdad eso de que todos la habían tocado y vos no? ¿Ahora que vas a hacer? Salí del túnel, salí de esta oscuridad.

jueves, 1 de octubre de 2009

Nunca mas Gordo

Cada mañana me veo al espejo. El espejo pertenece a un sistema de objetos perpetrados para sumirnos en la ilusión. Nos acercan a la forma en igual medida que nos alejan de la esencia, de aquello que realmente somos. Si es que alguien tiene alguna remota idea de lo que somos.
En la zona central de mi cuerpo veo crecer día a día un universo estomacal. Se agregan continentes, mares, montañas y todo tipo de relieves en expansión. Esta situación se me hace difícil de sobrellevar, disminuye mi autoestima, me hace sentir la última mata de polvo en la galaxia.
Angustiado por la situación y para sacarme las culpas de encima, estoy en condiciones de asegurar que el culpable es que hizo el diseño de lo humano.
¿Por qué no hizo la abertura de la boca más pequeña y la del culo un poco más grande? ¿Por qué no intercambió las dimensiones?
Que lindo seria tener el agujero del ano grande y extensible como el de la boca. Basta de estreñimientos, laxantes, enemas, hemorroides, proctólogos sádicos y otras misceláneas que mejor ni nombrar.
Que bien nos vendría una boquita chiquita y fruncidita como un culete, comeríamos poco y todo bastante predigerido. No se necesitarían dietas, ni pastillas, ni tizanas, ni esos horrendos ejercicios facilísimos de hacer que promocionan por TV.
Con esta innovadora idea bastaría con un multiprocesador, un tazón y un sorbete. En lugar de llamar “todos a comer” diríamos “todos a chupar”.
Eso si, olvídense de la felatio, es sólo un pequeño efecto colateral.
Imaginen dejar de escuchar a la patrona diciendo:
- estuve tres horas cocinando, para que se lo engullan en cinco minutos y ahora me queda toda esa parva de trastos para fregar
Y de yapa la cantidad de pelotudeces y mentiras que dejaríamos de decir. Hasta es posible que dejen de existir los políticos.
Caerían en el ostracismo frases como “el pez por la boca muere” o “el silencio es salud”.
Ante semejante esfuerzo oral para pronunciar palabras casi incomprensibles, nacerían espontáneamente otras formas de comunicación, novedosas e interesantes. Roses, guiños, presiones, caricias, pellizcos en diversas zonas del cuerpo, pasarían a formar parte de un nuevo universo de expresiones.
Ahora me siento mejor, planteo el problema pero también propongo la solución, me merezco un sánduche de milanesa.