sábado, 7 de mayo de 2011

Buenas Noticias

Los peces se ahogaron dentro de sus ojos. Los colores del río le inundaron el corazón. Tenía ganas de divertirse. Se sentó en la silla de princesa, la del respaldo alto. Le sirvió te a un gordinflón sin cabeza, al negrito con la cesta de frutas en la espalda y al atlético hombre-rayo. Ninguno le agradeció, ni sonrió. Ni siquiera probaron el te. Se sacó las perlas y las escondió en la tetera. La de la mandarina sobre la loza violeta. Como siempre no habría fiesta.
Las caras de los niños, como un remolino, giraron alrededor de su cabeza. Hubiera querido desatornillársela y abandonarla sobre la mesa. Con una mueca imitó la sonrisa estática de sus comensales ausentes de vida. Onduló su cuerpo índigo y se impulsó con sus manos palmeadas hacia la superficie. Sus orejas puntiagudas se crisparon con las risotadas que venían de la superficie.
Se los imaginó escondidos detrás de los árboles intentando no ser descubiertos, Creyó entender sus travesuras y sus fábulas inventadas. Le hubiera gustado asomarse y besar sus pequeños pies mojados por las ondas del río. Pero se resignó a saborear en su lengua un dejo de almíbar hirviendo, a mordisquear la piel de sus labios, a embelesarse con las llagas que le latían de ansiedad.
Alzó la vista. Del otro lado, en la superficie vio las moscas atrapadas en los árboles. Vislumbró un mundo que no era el suyo. Un mundo de muerte y de hambre. De sed desgarrando las entrañas ultravioletas. Vio el manto del otoño como un terciopelo amarillo transpirando sangre. Todo tan extraño y lejano, tan atrayente. Allí ella siempre sería la extraña, la rechazada. ¿Cómo lo soportaban ellos? Ellos tan sanos, tan bellos con sus caras sonrosadas y las panzas llenas de arlequines. Escuchó las carcajadas reverberando en el agua. Era la felicidad. Tenía que ser “la felicidad”.
Sumergida entre reflejos de cielo sin luna, de pies izquierdos, de rayos iluminando las teclas que nunca sonarían, de ondinas sin juegos, decidió llamarlos con su canto. Les prometió caer extenuados de la risa sin saber si podría cumplir. Les prometió casitas de te donde ella sería la mama y que ellos la inviten a sus juegos. Quería entregarles el alma, los dados, las muñecas. Ellos podrían ser otros: valientes sin tregua prestidigitadores, marineros de ultramar, salvadores de mundos,
Flameó sus aletas entre los juncos que se abanican en un tenue vaivén. Inscribió un signo azul y cantó. Cantó para hechizarlos. Como un coro de llantos. De llantos cromáticos. Un canon de aullidos, de fieras a punto de devorar. Un llanto lento, de obertura, con cambios de escala, de ensueño.
Y su canto produjo una corriente que retumbó del otro lado, en la orilla. Los niños la miraron asombrados y perdieron la voluntad. Ella los hundió en el fondo. Les propuso jugar a los indios, ser sus rehenes. Los ató a las piedras con sogas hechas de cortaderas. Ahora debería venir la caballería a rescatarlos. Esperó y esperó pero los niños ya no reían. Se hundieron en el silencio de un abismo acuático.
A Ezequiel lo sentó al lado del gordinflón, eran parecidos. Mas adelante, quizá Martita se case con el hombre-rayo. A pesar de la insistencia nadie quiso probar las frutas del negrito. Se sacó las perlas y las escondió en la tetera. La de la mandarina sobre la loza violeta. Como siempre no habría fiesta.

7 comentarios:

  1. Increible lo que salio. Sos un genio. Me encanto.
    Beso

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  2. Cada día estás más poéticamente loco, pero loco loco.
    Qué maravilla tu locura.
    Qué maravilla tus Buenas noticias.

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  3. Vengo a agradecerte el comentario en mi blog GothicSue_(uno de los 4 que tengo), pero en realidad, además, haré un mea culpa por no haber pasado antes por aquí, a pesar de que te sigo desde hace un tiempo (aunque no comente). Creo firmemente en que deberíamos brindar más tiempo a detenernos en colegas escritores, tan cercanos y tan buenos, y dejarnos de esas pavadas con las que nos excusamos, en general con el famoso "me falta tiempo". Bueno, repito mis disculpas y te elogio fuertemente como escribís, con absoluta sinceridad.
    Me encantaría que visites, también, el blog de mis poesías (extrangótica) y que me dieras tu valiosa opinión. Por mi parte te pondré entre la nómina de mis recomendados.
    Un abrazo fuerte.

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  4. Qué vuelo hombre! pero qué vuelo!! Genial la frondosidad de imagenes.

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  5. Siempre visitando ese mundo de infancias, de cosas conocidas y extrañas; ese mundo que recordamos, pero no recordamos. Algo asi como el crochet de la abuela ensangrentado...
    Creo que sos uno de los Niños Perdidos, relatando cosas desde Nunca Jamas. Volve a llevarnos a tu encantadora/despiadada isla...

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  6. Interesante, aunque creo que sobran invitados al te .
    Muy Rico en imágenes
    Por momentos se pierde el hilo y el lector se distrae.
    "Ella los hundió en el fondo. Les propuso jugar a los indios, ser sus rehenes. Los ató a las piedras! "Creo haberlo leido en algo tuyo de otras epocas. Saludos !! Diana G.A

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  7. Queridisima anonima Diana, gracias por tus comentarios tan elogiosos. sobre este texto me han comentado bastante y ninguno me manifestó haberse perdido o no poder seguir el hilo, es un texto bastante lineal como para perderse, no serán que las aguas diluyen las ideas...La frase que citás no está incluida en ningún texto anterior mio.

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